lunes, 23 de mayo de 2011

La Batalla de Armagedón.

Dónde encaja en los acontecimientos del Fin
       Según dice la Biblia, la lucha entre las fuerzas del bien y las del mal tendrá su momento culminante en una conflagración que se conoce como la Batalla de Armagedón. Algunos especulan que se tratará de una guerra nuclear.
       La palabra Armagedón proviene del hebreo har megiddon, «monte o altura de Meguido», en referencia a una elevación situada en el norte de Israel, al oriente de Haifa. En los mapas modernos, la zona en que se encuentra figura como valle de Jezreel o llanura de Esdraelón.
       Pero antes surgirá un imperio global conducido por un déspota poseído por el Diablo, al que se conoce como el Anticristo, el cual impondrá su dominio sobre gran parte del mundo (Daniel
8:23-25; 11:21-24). Al cabo de tres años y medio —de los siete que durará su régimen—, este personaje se declarará Dios y exigirá que todo el mundo lo adore
(2 Tesalonicenses 2:3,4). Su principal ministro —a quien el libro del Apocalipsis llama el Falso Profeta— creará una imagen del Anticristo que la Biblia denomina «la abominación desoladora», la cual «hablará y hará matar a todo el que no la adore» (Apocalipsis 13:15). Además, impondrá un sistema económico basado en la «marca de la Bestia», bajo el cual nadie podrá comprar ni vender a menos que haya recibido una marca en la frente o en la mano derecha (Apocalipsis 13:16,17).
       Eso dará lugar a tres años y medio de «gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo, ni la habrá» (Mateo 24:15-21). Pese a todo, algunas naciones se rebelarán y combatirán al régimen del Anticristo. Se negarán a postrarse ante su satánico dirigente y a aceptar su marca (Daniel 11:40-44).
       Inmediatamente después de ese segundo periodo de tres años y medio, Jesucristo retornará «en las nubes del Cielo con poder y gran gloria» (Mateo 24:29-31) para rescatar y resucitar a quienes lo aman. Los Suyos se elevarán entonces de la Tierra dotados de cuerpos gloriosos y de extraordinarios poderes, para reunirse con Jesús en el Cielo y asistir a una grandiosa celebración triunfal, la «cena de las bodas del Cordero»
(1 Corintios 15:51,52;
1 Tesalonicenses 4:16,17; Apocalipsis 19:7-9).
       Entre tanto, las perversas fuerzas del Anticristo sufrirán un infierno en la Tierra, pues Dios propinará castigos a quienes hayan perseguido cruelmente a Su pueblo y causado graves daños a otras personas (Apocalipsis 16:1-11). Pese a sufrir la justicia divina, lejos de arrepentirse y volverse a Dios, los malvados del mundo lo maldecirán aún más (Apocalipsis
16:8-11).
       Los ejércitos del Anticristo se reunirán en el valle de Jezreel, en las inmediaciones de la colina de Meguido —Armagedón—, para luchar contra las fuerzas de las naciones que se le opongan (Apocalipsis 16:12-16). La batalla se extenderá desde Meguido hasta las mismísimas puertas de Jerusalén (Joel 3:10-14; Zacarías 14:1-5).
       En ese momento, el Señor y Sus santos resucitados de todos los tiempos descenderán volando en briosos corceles celestiales blancos para arrasar con las fuerzas del Anticristo y rescatar a los ejércitos que les hagan frente (Apocalipsis 16:12-16; 19:11-21; Zacarías 14:1-5; Ezequiel 39:17-22). La matanza será tan espantosa que apenas en Israel tardarán siete meses en enterrar a los muertos y siete años en retirar todos los restos del armamento empleado en la batalla (Ezequiel 39:9-16).
       Al término de la Batalla de Armagedón, el Anticristo y el Falso Profeta serán capturados y arrojados directamente al lago de fuego —el Infierno— (Apocalipsis 19:20; Daniel 7:11). Satanás —que habrá poseído al Anticristo— será encarcelado en el «abismo durante mil años» (Apocalipsis
20:1-3).      
       El Señor y Sus santos resucitados —los salvos de todas las épocas— se unirán a los supervivientes del Armagedón para reconstruir un mundo nuevo y mejor y establecer en la Tierra el reino de Dios (Daniel 7:18,27; 12:11,12; Apocalipsis 2:26; 20:4,6). En ese momento por fin, bajo el reinado supremo de Cristo, se pondrá coto a todas las guerras, y el mundo será gobernado con justicia, libertad, paz, abundancia y felicidad para todos. Jesús «juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra» (Isaías
2:4). ¡Por fin un desarme global!
       Este período durará 1.000 años, por lo cual se denomina el Milenio. Se eliminará de la Tierra la maldición que le sobrevino cuando el hombre incurrió en pecado, y será restituida al estado original en que se encontraba en la época del Edén. «Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; y un niño los pastoreará» (Isaías 11:6,7).
       ¿Estás listo para estos acontecimientos que se avecinan? Si no, prepárate ya aceptando a Cristo en tu corazón y estudiando Su Palabra.

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