jueves, 7 de julio de 2011

El surgimiento, el régimen y las guerras del Anticristo Daniel 11, 3ª parte

 En las dos primeras partes de este artículo estudiamos una visión que tuvo el profeta Daniel (aprox. en el 538 a.C.) relacionada con los «postreros días», el Tiempo del Fin en el que vivimos actualmente. En los versículos 21 a 38 Daniel describe con bastante detalle al dictador mundial conocido como el Anticristo, que pronto hará su aparición, así como también las tres primeras guerras que librará para hacerse con el poder y afianzarse en él. Pero todavía falta el desenlace...

     Versículo 39: «Con un dios ajeno [el Anticristo] se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra».
     Ese «dios ajeno» podría ser la imagen de la Bestia mencionada en Apocalipsis 13:14,15: «[El falso profeta del Anticristo] engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió. Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase».
     Es posible que esa imagen sea un superordenador de avanzada tecnología, que tendrá acceso a gigantescas bases de datos con los antecedentes personales de la mayor parte de la población del mundo y que estaría conectado a la red de telecomunicaciones del Anticristo. Valiéndose de la imagen de la Bestia, instituirá un sistema económico y financiero universal. El número 666 de algún modo desempeña un papel importante en dicho sistema.
     Apocalipsis 13:16-18: «[El falso profeta del Anticristo] hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis».

Daniel 11:40-42: ¿La cuarta guerra?
     Versículo 40: «Al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará».
     Esta guerra se libra durante los tres años y medio de Gran Tribulación, probablemente cerca del final, puesto que unos pocos versículos después ya le llega la hora al Anticristo. Una vez más, los contrincantes son el rey del norte (el Anticristo) y el enigmático rey del sur (posiblemente Israel respaldado por EE.UU.). A Daniel no le queda más remedio que emplear los vocablos que conocía para describir una guerra moderna: para él, los tanques y vehículos militares de hoy eran carros; los ataques aéreos masivos, una tempestad, y así sucesivamente.
     Versículo 41: «[El Anticristo] entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón».
     Edom, Moab y Amón estaban localizados en lo que hoy es Jordania
     Versículo 42: «Extenderá su mano contra las tierras [que hayan tomado partido por el rey del sur], y no escapará el país de Egipto».
     Versículo 43: «Se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán».
     «Se apoderará de los tesoros de oro y plata» indica que el Anticristo tendrá el dominio económico, lo cual nos lo confirma Apocalipsis 13:16-18 y otros pasajes. La frase: «Los de Libia y de Etiopía le seguirán» indica que esos países estarán a su servicio.

Daniel 11:44: ¿La quinta guerra?
     Versículo 44: «Noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos».
     Da la impresión de que se trata de una guerra más, o de una continuación de la que se describe en los versículos 40 a 42. Es probable que se produzca cerca del final de la Tribulación. Si se trata de una guerra más —la quinta del Anticristo—, según parece la librará contra naciones de oriente.
     «Noticias del norte» podría hacer referencia a la amenaza de un golpe u otros trastornos subversivos en su propio país, o tal vez a sucesos conflictivos en América del Norte.
     «Saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos». Podría tratarse de la guerra —posiblemente nuclear— en la que el Anticristo y sus aliados destruirán a «Babilonia», según se describe en Apocalipsis 14:8, 17:16 y en el capítulo 18. Es probable que esta guerra se libre poco antes del retorno de Jesús y el Arrebatamiento.
     Versículo 45: « Plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude».
     El «monte glorioso y santo» es el Monte Moria, en Jerusalén. Eso no implica que el Anticristo vaya a esperar hasta ese momento para instalar su cuartel general en el Monte Moria. Es sólo una referencia a algo que probablemente habrá hecho tres años y medio antes, cuando rompa el pacto, emplace la imagen de la Bestia en el recinto del Templo (Daniel 11:30,31), se siente en el Templo declarándose Dios y prohíba toda religión a excepción del culto a sí mismo (2 Tesalonicenses 2:3,4), todos ellos acontecimientos que desatan la Gran Tribulación.
     «Mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude». Frente a Meguido, un monte que se alza en la llanura de Esdrelón, en el norte de Israel, el Anticristo reunirá sus fuerzas para realizar una gran campaña contra las naciones que todavía se le opongan. Pero Jesús y Sus huestes celestiales, entre ellas los creyentes resucitados de todas las épocas, intervendrán regresando a la Tierra para acabar completamente con el Anticristo y sus fuerzas en la «batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso» (Apocalipsis 16:12-16; 19:11-21). Entonces se iniciarán 1.000 años de paz en la Tierra, período que se conoce como el Milenio. ¡El comienzo feliz!

El surgimiento, EL régimen y las guerras del Anticristo 2ª parte

El surgimiento, EL régimen y las guerras del Anticristo 2ª parte
     En la primera parte de este artículo, el profeta Daniel (aprox. en el 538 a.C.) comienza a relatar una visión relacionada con los «postreros días», el Tiempo del Fin en el que vivimos actualmente. La primera parte de esa visión describe con cierto detalle el perfil del déspota o dictador mundialista que ha de venir y que la Biblia califica de Anticristo, así como también las dos primeras guerras que librará para tratar de consolidarse en el poder. Pero ahí no termina la cosa…

Daniel 11:29-31: ¿La tercera guerra del Anticristo?
     Versículo 29: «Al tiempo señalado [el Anticristo] volverá al sur; mas no será la postrera venida como la primera».
     Aunque en esta ocasión la situación es ligeramente distinta, una vez más parece que habla de guerra, puesto que en el versículo siguiente dice:
     Versículo 30: «Vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá, y se enojará contra el pacto santo, y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto».
     «De Quitim» podría significar que vendrán del punto cardinal en que se encuentra Quitim (hoy Chipre), es decir, del oeste.
     Versículo 31: «Se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora».
     Este es un versículo clave, pues al igual que Daniel 9:27 nos indica que al cabo de tres años y medio de haber confirmado el acuerdo pactado por un septenio, el Anticristo lo vulnerará entrando por la fuerza en el templo judío que ha de construirse en breve en el Monte Moria de Jerusalén. Una vez allí, «quitará el continuo sacrificio» y emplazará lo que se denomina «la abominación desoladora», a la que también hace referencia el capítulo 13 del Apocalipsis con el apelativo de «la imagen de la Bestia».
     Quinientos años después de la profecía de Daniel, Jesús mencionó este acontecimiento cuando Sus discípulos le preguntaron cuáles serían las señales de Su retorno y del fin del mundo: «Cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel [...], habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá (Mateo 24:3,15,21).
     Según parece, tres guerras precederán a la violación del pacto de siete años. Una tendrá lugar antes de firmarse, otra en algún momento durante los primeros tres años y medio, y la tercera desembocará en la ruptura del mismo.

Tiranía y triunfos en la Tribulación
     Los versículos 32 al 35 se refieren a los siguientes tres años y medio, después de haberse quebrantado el pacto: «Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. Y en su caída serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas. También algunos de los sabios caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado, porque aun para esto hay plazo».
     Aunque gran parte del mundo seguirá apoyando al Anticristo, algunas personas tendrán mucho afán por saber la verdad, y quienes conocen la Palabra de Dios y son testigos fieles del Señor instruirán e inspirarán a millones.
     «El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará». Por mucho que las fuerzas del Diablo se empeñen en detener a los hijos de Dios, millones de ellos seguirán dando testimonio hasta el fin mismo.
     Versículos 36 y 37: «El rey [el Anticristo] hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá. Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá».
     Hasta tal punto se henchirá el Anticristo de soberbia que pretenderá exaltarse por encima de todos y de todo dios, incluso por encima del verdadero Dios. 2 Tesalonicenses 2:4 dice que el Anticristo se opone y se exalta por sobre «todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios».
     «Contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá». Apocalipsis 13:5 dice algo semejante, y además nos explica cuánto tiempo se prolongará esa situación: «Se le dio [a la Bestia, el Anticristo] boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses [tres años y medio]».
     Versículo 38: «Honrará en su lugar al dios de las fortalezas [o “de las fuerzas”, pues así se traduce en algunas versiones el vocablo hebreo maoz], dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio».
     Dicho «dios de las fuerzas» podría representar el armamento, y el hecho de que el Anticristo honre a ese dios con «oro y plata» podría aludir al gasto militar. Eso no tiene nada de nuevo, puesto que los imperios de la época de Daniel ya endiosaban el poder y gastaban gran parte de sus ingresos en armamento y en el mantenimiento del ejército. Pero un nuevo factor que se ha introducido en el último par de generaciones son las armas nucleares, «dios que sus padres no conocieron».
(Continuará)

martes, 28 de junio de 2011

El surgimiento, el régimen y las guerras del Anticristo

Daniel 11, 1ª parte
     Las profecías del capítulo 11 de Daniel abarcan una serie de acontecimientos que se producen a lo largo de un período de más de 2.000 años, desde Alejando Magno hasta el advenimiento del próximo dictador mundial al que se conoce como el Anticristo. Buena parte de ese capítulo es muy claro y muy inteligible, por ejemplo la descripción que hace de ciertas características del Anticristo y su régimen. En cambio otras, como las guerras que libra para hacerse con el poder y consolidarlo, todavía yacen envueltas en misterio. Al igual que con otros pasajes de las profecías de la Biblia referentes al Tiempo del Fin, puede que no los entendamos cabalmente hasta que se produzcan o estén próximos a producirse. Por ahora podemos especular, pero con la precaución de no ponernos dogmáticos. Debemos seguir abiertos a otras interpretaciones que el Señor nos revele.

     El capítulo 10 de Daniel crea el marco para el capítulo 11. Aproximadamente en el año 538 a.C, durante el reinado de Ciro el Grande, rey de Persia, Daniel ayunó durante tres semanas, tras lo cual se le apareció un emisario angélico (Daniel 10:1-6). «He venido —declara el emisario— para hacerte saber lo que ha de suceder a tu pueblo en los últimos días —el Tiempo del Fin—, porque la visión es para esos días» (Daniel 10:14).
     El pasaje de la visión que se refiere al Tiempo del Fin comienza en Daniel 11:21: «Se levantará un hombre despreciable a quien no se le han otorgado los honores de la realeza. Vendrá cuando haya tranquilidad y se apoderará del reino con intrigas» (versión LBLA).
     Se describe al Anticristo como «un hombre despreciable» porque así es como lo considera Dios. Sin embargo, en ese momento habrá engañado a los pueblos del mundo haciéndoles creer que es estupendo, que es su salvador. No queda claro el significado de «no se le han otorgado los honores de la realeza», pero podría hacer referencia a que ejercerá un gobierno de corte absolutista, al estilo de las viejas monarquías, pero sin el título. Llega al poder pacíficamente, por medio de intrigas, es decir, con astucia política. La versión Reina-Valera de la Biblia use el término halagos en lugar de intrigas. Eso indicaría que se valdrá de la diplomacia y el carisma para hacerse con el poder.

Daniel 11:22: ¿La primera guerra del Anticristo?
     Versículo 22: «Las fuerzas [contrarias al Anticristo] serán barridas delante de él como con inundación de aguas; serán del todo destruidos, junto con el príncipe del pacto».
     Aunque el Anticristo llegará al poder pacíficamente, luego se valdrá de la fuerza para aplastar toda oposición y consolidar su posición. Podría tratarse de una guerra, de una amenaza de guerra o de un predominio militar, aunque al decir «inundación de aguas» parece hacer referencia a una guerra.
     La expresión «príncipe del pacto» indica que el Anticristo es también el príncipe del pacto, no que es también destruido. Por Daniel 9:26,27 sabemos que el Anticristo logrará establecer un pacto de paz (explicado más abajo); por lo tanto, el príncipe de ese pacto es sin duda él mismo.
     Versículo 23: «Después del pacto [alianza o tratado] con él [el Anticristo, el príncipe del pacto], engañará y subirá, y saldrá vencedor con poca gente».
     En un pasaje anterior, Daniel 9:26,27, las profecías aluden al Anticristo como el príncipe del pacto: «Un príncipe que ha de venir [...], por otra semana [un septenio] confirmará el pacto con muchos». La firma de ese pacto señalará el comienzo de los siete últimos años que precederán a la segunda venida de Jesús y el Arrebatamiento.
     Por lo visto, esa alianza será una suerte de tratado de paz que además será un pacto religioso, posiblemente relacionado con la espinosa cuestión de la coexistencia en Oriente Medio de judíos, musulmanes y cristianos. Jerusalén podría ser declarada ciudad internacional, y el tratado garantizaría por igual a todas las confesiones acceso irrestricto a la misma. El pacto también podría despejar el camino para que los judíos finalmente reconstruyan su Templo en el Monte Moriah (Jerusalén) y reanuden los sacrificios de animales en su altar, rito que no se ha practicado desde la destrucción del último Templo en el año 70 d.C. (En Daniel 11:31 el Anticristo pone fin al continuo sacrificio; cabe inferir, pues, que el mismo deberá reanudarse en algún momento. La firma del pacto parecería ser un momento propicio para ello.)
     Si bien todo parece indicar que la primera guerra del Anticristo se producirá antes de la firma del pacto de siete años (versículos 22 y 23), no se especifica contra quién la librará. Si la misma se centra en Oriente Medio, como especulan algunos, es probable que tenga que ver con Israel y la gran presencia militar estadounidense en esa región.
     El Anticristo «engañará». Será muy astuto y embaucador, pues «subirá, y saldrá vencedor con poca gente», o con «pueblo pequeño» como traducen algunas versiones el vocablo hebreo meat. Eso podría significar que el Anticristo llegará al poder gracias a su popularidad entre el «pueblo pequeño» o la gente pobre del mundo, las masas, a las que se conquistará con sus políticas económicas y sociales. O tal vez quiera decir que obtendrá el poder con la ayuda de una «pequeña» élite de personas de su entorno.
     Versículo 24: «Estando la provincia en paz y en abundancia, [el Anticristo] entrará, y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá [...], y contra las fortalezas formará sus designios; y esto por un tiempo».
     «Botín, despojos y riquezas repartirá». Esta frase parece indicar que redistribuirá la riqueza para ganarse el apoyo de las gentes de baja condición en los países que conquiste. La misma impresión da una frase del versículo 39 que dice: «Repartirá tierras como recompensa» (versión RVR1995). Posiblemente haga referencia a ventajas políticas. «Hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres». A lo largo de la Historia, han sido muy pocos los conquistadores que distribuyeron la riqueza o repartieron las tierras entre los pobres. La excepción más notable fue el comunismo. Quizás el Anticristo se suba al carro de un renovado movimiento hacia el comunismo mundial.

Daniel 11:25,26: ¿La segunda guerra del Anticristo?

     El adversario militar del Anticristo entra en escena en el versículo 25: «[El Anticristo] incitará sus fuerzas y su corazón contra el rey del sur con un gran ejército; y el rey del sur movilizará para la guerra un ejército muy grande y muy poderoso; pero no podrá resistir, porque [el Anticristo y sus fuerzas] urdirán intrigas contra él» (versión LBLA).
     Por lo visto, en ese momento el rey del sur tendrá más fuerzas que el Anticristo. Una vez más, si esta guerra se centra en Oriente Medio, seguramente tendrá que ver con Israel y la gran presencia militar estadounidense en la región.
     Versículo 26: «Aun los que coman de sus manjares le quebrantarán; y su ejército será destruido, y caerán muchos muertos».
     La batalla dará un giro cuando el rey del sur sea traicionado por algunos de los suyos, tal vez a consecuencia de las maquinaciones del Anticristo mencionadas en el versículo anterior.
     Es posible que esta guerra se libre después de la firma del pacto (versículos 22,23), pero antes de su ruptura y del inicio de la Gran Tribulación ?tres años y medio después de la firma del pacto?, puesto que en este pasaje eso no sucede hasta el versículo 31.
     Versículo 27: «El corazón de estos dos reyes será para hacer mal, y en una misma mesa hablarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado».
     Según parece, el Anticristo librará una guerra para llegar al poder, tras lo cual firmará el pacto (versículos 22 y 23). Luego librará una guerra con el rey del sur (versículos 25 y 26), y ambos bandos firmarán la paz —posiblemente reafirmando su adhesión al pacto—, aunque sin ninguna intención de respetarla.
     Versículo 28: «Volverá a su tierra con gran riqueza, y su corazón será contra el pacto santo; hará su voluntad, y volverá a su tierra».
     Aunque en ese momento el Anticristo no romperá el pacto de siete años, ya estará resuelto a hacerlo, presumiblemente porque otras partes no lo estarán respetando.
(Continuará)

jueves, 23 de junio de 2011

Dios y la guerra (Mensage de Jesús en profecia)

  El cielo está entoldado, oscurecido por la humareda de las contiendas. La tierra se ha teñido de rojo por la sangre de los inocentes atrapados en las llamas y los tormentos de la guerra. Pueblos y ciudades padecen destrucción. Hay pobres civiles inocentes, entre ellos niños, privados de lo más elemental, familias deshechas que ven morir a sus seres queridos víctimas de atroces sufrimientos. ¿Qué causa justifica tan elevado costo en vidas humanas? ¿Acaso los abusos de un régimen corrigen los del anterior? ¿Qué gobierno tiene la autoridad moral para erigirse en juez de los demás?
     Ningún ejército puede afirmar que está del bando de los buenos. La guerra, la muerte y la destrucción nunca están bien. Pese a que el hombre fue creado para amar y ayudar a sus congéneres, el egoísmo y la codicia han propagado y extendido la corrupción en todo el mundo, hasta tal punto que agredir y matar es hoy en día moneda corriente. Nunca concebí que fuera así.
     Se equivocan quienes alegan que hacen la guerra en nombre de Dios y afirman que su causa cuenta con Mi bendición. Muchos son inducidos a error por su concepto parcial del bien y de la justicia; otros abrigan móviles hipócritas. Mas los que de veras me conocen y me aman se atienen a Mis palabras e imitan Mi ejemplo, buscando activamente la paz. «Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9). Yo llegué al extremo de decir: «Amen a sus enemigos, bendigan a quienes los maldicen, hagan bien a quienes los odian» (Mateo 5:44, NVI). ¿Hacen caso de esas palabras Mías los que adoptan y defienden una actitud beligerante? ¿O se limitan a invocarme con sus labios mientras su corazón está lejos de Mí?
     Que los que creen estar firmes presten atención, porque se acerca la hora de su caída. Es ley de vida y ley divina que cada uno recoge lo que siembra. Los belicosos, los ávidos de dominar, arrasar y devastar otras tierras, sufrirán dolor y mortandad.
     Yo conozco el corazón de los hombres. Premiaré a los pacificadores y castigaré a los sanguinarios. Todos darán cuenta ante Mí en el día del juicio. Que cada cual haga examen de conciencia y decida su postura, si está a favor de la paz o de la guerra, de la libertad o de la tiranía.
     Siendo como soy, el Todopoderoso, podría hacer uso de Mi poder para obligar a los hombres a obrar bien; pero he optado por concederles libre albedrío. Permito que cada nación y cada persona determine su destino mediante las decisiones que toma. Si Yo no impongo a los demás Mi voluntad ni Mis planes, cuánto menos debieran hacerlo los mortales. Nadie debe forzar a otro a aceptar sus creencias o su estilo de vida. Ningún gobierno debe compeler a otro a ajustarse a sus ideales y deseos. Esa forma de actuar no es conforme a Mis designios.
     Si te cruzas de brazos mientras se conculcan las libertades de un país que está del otro lado del planeta, no te sorprendas de que algún día te priven de las tuyas. Si teniendo ahora libertad de expresión no la aprovechas para alzar la voz enérgicamente contra la opresión y la tiranía, un día perderás esa libertad. Valora tus derechos.
     ¿Trabajas por la paz? ¿Mereces que te cuenten entre los hijos de Dios? ¿Me conoces bien? ¿Sabes que soy amor? ¿Me has abierto tu vida y orado para aceptarme? Si tu conocimiento de Mí es puramente nominal, eso puede cambiar en este preciso instante. Para conocerme de forma íntima no tienes más que dejar que Mi espíritu de amor, paz y luz invada tu vida y anide en tu corazón. Háblame. Llámame. Si no sabes qué decir, haz esta sencilla oración:
     Jesús, deseo conocerte personalmente. Quiero entender la verdad. Quiero ver el mundo desde Tu perspectiva. Quiero conocer Tu voluntad y hacer lo posible por que se cumpla. Deseo dar la cara por la verdad y la justicia. Dame fuerzas para ello. Indícame cómo puedo mejorar mi entorno. Enséñame a amar y a ayudar a mis semejantes como lo harías Tú si estuvieras hoy en día en la Tierra. Hazme saber cómo puedo promover la paz. Amén.
     Toma partido por Dios, por la paz y contra la guerra. Toma partido por la libertad y contra la hipocresía, la codicia y el egoísmo de los que tienen ansias de guerra. Ruega por la paz. Ruega por los inocentes. No olvides que un día habrás de dar cuenta ante Dios. Tenlo presente en cada decisión que tomes.E

lunes, 23 de mayo de 2011

La Batalla de Armagedón.

Dónde encaja en los acontecimientos del Fin
       Según dice la Biblia, la lucha entre las fuerzas del bien y las del mal tendrá su momento culminante en una conflagración que se conoce como la Batalla de Armagedón. Algunos especulan que se tratará de una guerra nuclear.
       La palabra Armagedón proviene del hebreo har megiddon, «monte o altura de Meguido», en referencia a una elevación situada en el norte de Israel, al oriente de Haifa. En los mapas modernos, la zona en que se encuentra figura como valle de Jezreel o llanura de Esdraelón.
       Pero antes surgirá un imperio global conducido por un déspota poseído por el Diablo, al que se conoce como el Anticristo, el cual impondrá su dominio sobre gran parte del mundo (Daniel
8:23-25; 11:21-24). Al cabo de tres años y medio —de los siete que durará su régimen—, este personaje se declarará Dios y exigirá que todo el mundo lo adore
(2 Tesalonicenses 2:3,4). Su principal ministro —a quien el libro del Apocalipsis llama el Falso Profeta— creará una imagen del Anticristo que la Biblia denomina «la abominación desoladora», la cual «hablará y hará matar a todo el que no la adore» (Apocalipsis 13:15). Además, impondrá un sistema económico basado en la «marca de la Bestia», bajo el cual nadie podrá comprar ni vender a menos que haya recibido una marca en la frente o en la mano derecha (Apocalipsis 13:16,17).
       Eso dará lugar a tres años y medio de «gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo, ni la habrá» (Mateo 24:15-21). Pese a todo, algunas naciones se rebelarán y combatirán al régimen del Anticristo. Se negarán a postrarse ante su satánico dirigente y a aceptar su marca (Daniel 11:40-44).
       Inmediatamente después de ese segundo periodo de tres años y medio, Jesucristo retornará «en las nubes del Cielo con poder y gran gloria» (Mateo 24:29-31) para rescatar y resucitar a quienes lo aman. Los Suyos se elevarán entonces de la Tierra dotados de cuerpos gloriosos y de extraordinarios poderes, para reunirse con Jesús en el Cielo y asistir a una grandiosa celebración triunfal, la «cena de las bodas del Cordero»
(1 Corintios 15:51,52;
1 Tesalonicenses 4:16,17; Apocalipsis 19:7-9).
       Entre tanto, las perversas fuerzas del Anticristo sufrirán un infierno en la Tierra, pues Dios propinará castigos a quienes hayan perseguido cruelmente a Su pueblo y causado graves daños a otras personas (Apocalipsis 16:1-11). Pese a sufrir la justicia divina, lejos de arrepentirse y volverse a Dios, los malvados del mundo lo maldecirán aún más (Apocalipsis
16:8-11).
       Los ejércitos del Anticristo se reunirán en el valle de Jezreel, en las inmediaciones de la colina de Meguido —Armagedón—, para luchar contra las fuerzas de las naciones que se le opongan (Apocalipsis 16:12-16). La batalla se extenderá desde Meguido hasta las mismísimas puertas de Jerusalén (Joel 3:10-14; Zacarías 14:1-5).
       En ese momento, el Señor y Sus santos resucitados de todos los tiempos descenderán volando en briosos corceles celestiales blancos para arrasar con las fuerzas del Anticristo y rescatar a los ejércitos que les hagan frente (Apocalipsis 16:12-16; 19:11-21; Zacarías 14:1-5; Ezequiel 39:17-22). La matanza será tan espantosa que apenas en Israel tardarán siete meses en enterrar a los muertos y siete años en retirar todos los restos del armamento empleado en la batalla (Ezequiel 39:9-16).
       Al término de la Batalla de Armagedón, el Anticristo y el Falso Profeta serán capturados y arrojados directamente al lago de fuego —el Infierno— (Apocalipsis 19:20; Daniel 7:11). Satanás —que habrá poseído al Anticristo— será encarcelado en el «abismo durante mil años» (Apocalipsis
20:1-3).      
       El Señor y Sus santos resucitados —los salvos de todas las épocas— se unirán a los supervivientes del Armagedón para reconstruir un mundo nuevo y mejor y establecer en la Tierra el reino de Dios (Daniel 7:18,27; 12:11,12; Apocalipsis 2:26; 20:4,6). En ese momento por fin, bajo el reinado supremo de Cristo, se pondrá coto a todas las guerras, y el mundo será gobernado con justicia, libertad, paz, abundancia y felicidad para todos. Jesús «juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra» (Isaías
2:4). ¡Por fin un desarme global!
       Este período durará 1.000 años, por lo cual se denomina el Milenio. Se eliminará de la Tierra la maldición que le sobrevino cuando el hombre incurrió en pecado, y será restituida al estado original en que se encontraba en la época del Edén. «Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; y un niño los pastoreará» (Isaías 11:6,7).
       ¿Estás listo para estos acontecimientos que se avecinan? Si no, prepárate ya aceptando a Cristo en tu corazón y estudiando Su Palabra.